LEER PARA CRECER

¿Cómo  desarrollar el hábito de la lectura? Sirve de ejemplo . Si ellos te ven leer, imitaran tu conducta y se pondrán a leer. Léeles desde el principio , aun cuando no sepan leer, puedes acercarles al mundo de las letras, leyéndoles. Aunque sepan leer, es bueno que continúes leyéndoles, para que  tomen la lectura como un hábito . Cuando les leas  muéstrales el libro , para que despierte su interés. Busca lecturas para ellos . Adecuadas al nivel e intereses del pequeño. Habla con ellos sobre los libros , antes de que los lean, despierta su interés. Llévales a librerías y deja que echen un vistazo , que busquen, que ojeen libros y que ellos mismos escojan aquellos que les gustan. No les presiones demasiado . Deja que lea por gusto y no por obligación. Intenta acostumbrarle a leer todos los días un poquito , aunque no sea demasiado tiempo. Puedes subir el tiempo poco a poco.

1. Leer es un hábito que deberá estar asociado con el placer. Es por eso que lo primero que tienes     que      leer son temas que realmente te interesen y con los que te sientas involucrado. No inicies         NUNCA      con los clásicos de la literatura universal, empieza por un texto más ligero de un tema       que te llame      la atención.   2. Encuentra tu lugar preferido para leer. Puede ser un parque, una biblioteca o el camino de                regreso       a casa, procura que sea silencioso y con buena luz, incluso puedes crear un club de            lectura para           compartir visiones. Si viajas en transporte público o tienes que recorrer                    grandes   distancias para           llegar a tu destino, ¡ese es el momento para abrir tu libro!   3. A diferencia de lo que muchos piensan, leer poesía puede ser un buen principio . Son textos           cortos  de gran profundidad que enriquecerán tu vocabulario y te invitarán a conocer más y     

  Sin duda la familia cumplen un rol fundamental en el desarrollo de muchos hábitos y entre ellos, el de la lectura.

El concepto  hábito lector  comprende dos grandes vertientes: la repetición frecuente del acto de leer y el conjunto de destrezas y habilidades implicadas en esta actividad, adquiridas gracias a su iteración y al progresivo dominio de sus mecanismos. En cualquiera de las dos acepciones subyace en realidad la misma dicotomía: la voluntad frente a la obligatoriedad.